martes, 12 de marzo de 2013


El tiempo y la Vida



¿Qué haríamos con nuestra vida si supiésemos que nos queda muy poco tiempo para vivirla?...

A veces esta ficción o ilusión del tiempo y la proyección en él que tenemos funciona como una verdadera trampa para nuestra consciencia, tendiendo un velo ante nuestros ojos que nos impide ver la realidad de lo que necesitamos, de lo que valoramos, de lo que realmente queremos hacer, vivir y sentir. A veces esa ficción levanta un abismo entre nuestro hacer cotidiano y nuestros más profundos y sinceros sueños. Crea una enorme e insalvable distancia entre lo que queremos ser y lo que somos.

A veces necesitaríamos que ese tiempo nos apremiara. Que no se nos dieran sucesivas y constantes oportunidades para malgastarlo, parapetándonos en nuestras rutinas y comodidades.
Si realmente fuéramos conscientes de que la vida es ahora, y de que no tenemos ninguna garantía de que va a haber un mañana, haríamos saltar por los aires nuestros corsés hechos de temores y automatismos.
Viviríamos, “con mayúsculas”.

A veces la adversidad es precisamente la que nos puede mostrar toda la profunda realidad ante la que nos cegamos. Y esa es la mayor lección que podemos extraer de ella.

Os transcribo un breve relato que nos mueve a esta reflexión.

“Le quedan tres meses, prepare sus despedidas, ésta será su última Navidad”, le dijo el doctor. Y al salir del hospital caminó sin rumbo durante horas hasta que se refugió del frío en una cafetería. Sobre la mesa de madera vieja sacó su libreta y escribió los nombres de sus amigos íntimos. Eran cuatro. A continuación trazó una línea. Y siguió con la lista de los amigos “a secas”. Eran dieciséis. Trazó otra línea y siguió con los amigos antiguos, de los que no sabía nada desde hace años. Logró recordar a nueve. Trazó otra línea y pidió otro café. De repente, vino a su memoria un nombre que debería haber estado en la primera lista, pero cuya amistad se rompió años atrás por una ridícula discusión. Lo escribió con trazo tembloroso y tuvo que respirar hondo para sosegar la inquietud repentina que le embargó. A la mañana siguiente, partió en busca del último nombre de la lista. Cruzó el océano, llamó al timbre y le dio un abrazo. Cuando regresó, el doctor le citó con carácter urgente en la consulta: “Ha habido un error en los análisis, usted no tiene cáncer, le ruego que acepte mis disculpas”. Y para sorpresa del doctor, él las aceptó dándole las gracias y un abrazo. «Los próximos 30 años», Álvaro González–Alorda (@agalorda).

Imaginarnos una situación así, como la que muestra el relato, puede ser un buen ejercicio para establecer nuestras prioridades en la vida. Para ajustar nuestro rumbo, para identificar una misión. Para impulsar nuestra voluntad con un ánimo inusitado. Para saborear los pequeños detalles que encierran una belleza infinita, o los instantes que son eternos.

Creo que lo importante es llenar el tiempo de Vida. No la vida de tiempo. No creéis?.

miércoles, 16 de enero de 2013


El silencio


Entro hoy de nuevo en mi blog, y compruebo que la última publicación está fechada a 21 de noviembre de 2012. Veo por tanto que han transcurrido casi dos meses desde la última vez que escribí...

Han sido estos meses muy intensos para mí en trabajo y encuentros con muchas personas, y coincidentes también con las fechas navideñas, de manera que he estado absorbida por muchas vivencias y experiencias, algunas muy alegres y otras, no tanto. Y todo este período de tiempo se ha traducido desde el vacío del blanco fondo de esta página en una etapa de silencio y ausencia.
Sirva esta metáfora para brindar un homenaje a algo que es tan valioso y necesario en la vida, algo que nos subyace en medio de toda nuestra vorágine, algo que contiene toda la eterna dimensión de las cosas, algo que trasciende nuestra pequeña intrahistoria. Sirva pues de homenaje mi ausencia al silencio.

Durante este espacio de tiempo, y como suelo siempre, he ido buscando por ahí, en cada paseo por la calle, en cada conversación, en cada instante, en cada imagen, momentos de belleza y de claridad en los que se me presente de forma meridiana algo sobre lo que comunicar, algo que compartir, algo que aprender, algo que mostrar. Y si bien ciertamente la vida está lleno de esos pequeños instantes y manifestaciones de belleza, nada ha resonado lo suficiente en mí para quebrar ese silencio.
Creo que hay veces que debemos dejar que la vida se interprete sola...Creo que hay veces que debemos claudicar todo, absolutamente, nuestro ego, y dejar simplemente que las cosas sucedan. Sin añadir mayores comentarios.
Creo que en esos momentos se hace más claro que a veces sólo debemos confiar. Dejar que las cosas sigan su curso según el diseño que el propio orden del Universo, con su inteligencia creadora, tiene previsto y asignado a cada unos de nosotros y a los elementos que lo componen. La orquesta de la vida y del cosmos tiene su propia armonia. Y se mueve en medio de un inmenso silencio.
Nada que nos perturbe a nosotros perturba el orden de esa magnífica creación. Sólo debemos sumergirnos en su paz, como unos espectadores, e intentar llevar esa paz dentro de nosotros. Confiar...

Quizá ha sido al final de esta etapa cuando he encontrado en una de mis lecturas, y de manera casual, o por pura sincronicidad, el colofón a esta etapa de intensa vida y mutismo, curiosamente enlazados. Y me refiero a uno de los libros de ese hombre excepcional que es Mario Alonso Puig, "Reinventarse". Dice Mario al final de esta breve pero densa obra, y hablando de la magia y creatividad que surge viviendo desde el espíritu, algo que sinceramente, me ha cautivado y que quiero transcribir. Dice así:

"El espacio de posibilidad es una nueva forma de ser, mucho menos llena de mí y mucho más llena del otro. Por eso uno ha de transformarse, como decía Gabriel Marcel, de una circunferencia en la que el centro es uno, en una elipse que tiene dos centros, tú y yo".

Esa idea de la elipse, con dos centros, es realmente hermosa. En ella el ego se diluye, totalmente. Es la figura más adecuada al camino del Ser. Al encuentro respetuoso con el otro, a la aceptación serena del acontecer. A la vivencia con la consciencia despierta al espíritu de las cosas y su propia justificación.

En su libro Mario nos recuerda dos palabras mágicas: "Ten Fe".

Pocas palabras necesita esa disposición del corazón.
Tan pocas, que sólo se vive en el silencio.

Un fuerte abrazo a todos, y mis mejores deseos de un Feliz Año nuevo.




miércoles, 21 de noviembre de 2012


Cómo hacer que las cosas sucedan



En realidad mi comentario de hoy se puede resumir en una de mis frase preferidas y que me resultan más potentes y claras:


“Crea la emoción que hace que las cosas sucedan”



Si nos paramos a examinar los ingredientes presentes en un objetivo que se nos hace esquivo, es más que probable que nos encontremos con que no estamos alineados emocionalmente con el resultado material que buscamos. Y mientras no seamos conscientes de ellos, veremos que vez tras vez algo nos falta para alcanzar aquello que perseguimos.

El mensaje inverso es el que enuncia la sintética frase de arriba. Debemos crear aquellas emociones que nos puedan conducir hacia nuestro objetivo, disolviendo el discurso interior contradictorio en que nos encontremos sumidos. Es decir, difícilmente podremos obtener una mejora en nuestro puesto de trabajo si no creemos en la propia organización y eso nos deja desmotivados; o será imposible mejorar una relación personal en la superficie si en nuestro fuero interno esa persona nos desagrada por alguna razón que no resolvemos.

Primero por tanto debemos depurar esas situaciones de fondo, modificando la realidad que la subyace y que representa un escollo para nuestro avance, y como consecuencia obteniendo una nueva emoción capaz de impulsarnos hacia aquello que deseamos obtener. En definitiva, crear coherencia entre nuestros anhelos y nuestro estado interior y exterior.

Es obvio que para cambiar una emoción será preciso que comencemos por modificar la estructura objetiva de la situación; es decir, siguiendo los ejemplos anteriores, que intentemos recuperar la confianza en la organización mediante los medios conversacionales o de otro tipo que sean necesarios, o bien asumiendo la coherente decisión de tratar de prosperar en otro ámbito cuyos valores compartamos. O bien en el segundo supuesto, tratando de corregir las desavenencias con esa persona mediante reclamos productivos o las medidas que resulten apropiadas para generar un estado de afecto sincero y de comprensión mutua.

Lo que obtendremos como consecuencia y como efecto impulsor será esa emoción estimulante, positiva y alegre desde la cual se produzcan la apertura y el entusiasmo necesarios para poder actuar alineados con nuestros fines.

En este sentido, cuanto más y mejor depuremos nuestras situaciones reales orientándonos hacia emociones positivas, mejor calidad de vida y mejores resultados obtendremos, porque actuaremos desde la alegría, el amor, la paz interior y la confianza mutua.

Esa apertura es la que tiende puentes, derriba muros, crea vínculos, innova, transforma y genera crecimiento, espiritual y material.

 

 

martes, 23 de octubre de 2012


Las condiciones del éxito


 
Observando a las personas que han tenido un gran éxito en la vida, y no me refiero a los simples logros materiales, sino a aquellos capaces de crear cosas, y hacer realidad aquello que desean, capaces de caerse y volverse a levantar con la misma fuerza y de llegar de nuevo arriba las veces que haga falta, he llegado a la conclusión de que se da siempre en ellos la conjunción de dos grandes factores: su positividad y el alto nivel de energía que concentran y despliegan.

Sobre la positividad ya he tenido ocasión de hablar en otras entradas de este blog. Nunca le daremos toda la importancia que tiene al pensamiento positivo y a la constante repetición de afirmaciones positivas dirigidas a nuestro cerebro y a nuestra consciencia. Según afirman los modernos estudios sobre Psicología Positiva tenemos del orden de cuarenta y cinco mil pensamientos negativos al día!. Pensamientos que, si bien es normal que se produzcan, y legítimo que nos permitamos o toleremos, sólo podemos contrarrestar con esa acción constante y pertinaz de nuestro pensamiento en positivo, repitiendo y enviando a nuestra consciencia aquellos mensajes positivos en que queremos creer y que nos pueden  potenciar.
Como bien decía John Ford “tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, tienes razón”.
El poder de nuestra sugestión es inmenso. Y de allí la enorme potencia que tiene la acción sobre nuestro inconsciente para cambiar nuestros patrones de vida, nuestras creencias y nuestros actos.

Por lo que respecta al potencial de energía, esto me parece un misterio más difícil de descifrar, pero lo intentaremos.

No cabe duda de que, como nos dice hoy la ciencia y la Física Cuántica, somos un campo de energía, esa es nuestra realidad última...Y que existe una sutil y potente forma de acción e interacción y de comunicación entre nosotros basada en este flujo de energía es algo que se puede comprobar, repetidamente, en las distintas disciplinas de orden cuasi-místico como puede ser el yoga, la meditación, el reiki...que podamos experimentar.

Mi conclusión personal, cada vez más reafirmada, es que cada día tomo más consciencia de que lo realmente importante de la realidad y lo que nos condiciona en la vida es aquello que no es visible ni tangible: nuestros pensamientos y nuestra carga y flujo de energía.

Por ello considero tan importante encontrar cauces de potenciación de nuestro campo energético. Y por experiencia se me ocurren las siguientes, que os dejo y os aconsejo:


-         Hacer ejercicio. El principio de la vida, como dice la biología, es el movimiento. Y es un hecho comprobado por todos la vitalidad que experimentamos después de un buen rato de esfuerzo dedicado al deporte o al ejercicio físico.

-         Contemplar la belleza. Deleitarnos en la observación de paisajes, del arte, de cualquier espectáculo que nos resulte hermoso nos carga de energía y eleva nuestro espíritu.

-         Buscar el contacto con la naturaleza. Somos animales, y nuestro medio real, el único en el que podemos sentirnos realmente integrados y donde podemos encontrar el equilibro orgánico que necesitamos es el medio natural. Su sola contemplación nos suele aportar tranquilidad y sosiego.

-         El contacto afectivo con las personas. Buscar momentos de comunicación con los demás, el contacto afectuoso, amoroso y empático nos reporta la calma que necesitamos. La soledad o el aislamiento, algo para lo que no estamos diseñados, bloquea nuestra energía.

-         Procurarnos momentos de meditación o de oración, de silencio y quietud, para poder viajar al interior de nosotros mismos cuando nos sintamos estresados o confusos, y recuperar desde allí la claridad y la calma.

-   Escuchar música. La que te guste, te emocione y te estimule. La música tiene un misterioso e inmenso poder sobre nuestro espíritu para elevar nuestro ánimo y cargarnos de energía.

 
Estas son algunas de las pautas que considero fundamentales para poder llevar una vida plena, cargarnos de energía y fuerza, y orientar nuestro timón hacia nuestros logros.

Podéis completarlas, claro, con todo lo que os venga funcionando...

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 21 de septiembre de 2012


Luchar o Fluir


Es muy habitual escuchar o leer, sobre todo en los foros de internet, comentarios muy adversos sobre el libro "El Secreto" de Rhonda Byrne.
Tengo que reconocer que a mí, personalmente, me gustó por esa combinación que hace entre el pensamiento positivo y la Física Cuántica, ambas verdades científicas hoy por hoy, y por la Fe que insufla, presentando a ésta como autora y responsable de toda nuestra vida. Lo cual a su vez conecta con la responsabilidad propia que realmente cada uno de nosotros debemos asumir sobre los acontecimientos de nuestra vida.
Por otra parte, el efecto de esperanza y de carga de energía que genera en una persona es algo en sí mismo valioso. Por lo que entiendo su gran éxito.

Sus grandes detractores se centran sobre todo en una síntesis del libro que se puede extraer, o extraen quizá equivocadamente, según la cual podemos conseguir todo lo que queremos sólo con el pensamiento positivo y gracias a la "ley de la atracción". En definitiva, que atraemos lo que queremos.

Personalmente creo que no atraemos lo que queremos, sino lo que somos.
De ahí que cualquier transformación en nuestra vida tenga que proceder precisamente de una previa transformación en nosotros mismos.

En el contenido de las críticas más enconadas que he leído recientemente sobre este libro me llamó especialmente la atención el ataque indignado y convencido que se hace a cualquier fórmula que se ofrezca en la vida para obtener logros y resultados que no vaya acompañado de una gran lucha y esfuerzo personal.

Pues bien, no niego el esfuerzo, que es necesario en cada reto o dificultad que encontramos en la vida. Sin embargo, me gustaría distinguir que la palabra lucha puede tener dos acepciones. Una positiva, que hace referencia al valor, coraje, tenacidad y perseverancia con los que es bueno y necesario actuar en la vida. Y otra peyorativa, que parece aludir a un esfuerzo denodado, plagado de sufrimiento y de agotamiento físico y mental. Acepción y matiz que creo ver en esos comentarios tan desgarrados contra las actitudes y la fe que predica el libro  "El Secreto". Comentarios que en cierto modo encierran cierto enfado con la vida y que finalmente, resultan contradictorios cuando se cierran con la alusión al efectivo logro de objetivos y deseos.
Pero que dejan al descubierto algo tan importante como es la actitud y las emociones implicadas ante el logro de un empeño.

Creo que debemos plantearnos, que cuando luchamos con una actitud negativa, cuando luchamos enfrentando demasiadas derrotas consecutivas, o soportando demasiado sufrimiento, cuando todo resulta demasiado difícil, quizá con quien estemos luchando es contra nosotros mismos.
Y quizá sea el momento de abandonar y esperar a un momento más oportuno. O sencillamente  de cambiar a un objetivo que esté más alineado con nosotros.
No estoy hablando de rendirse. Sino de tomar la actitud y el camino adecuado y entonces, fluir.

Desde que leí a Chopra y su preciosa y espiritual obra "Poder Libertad y Gracia", comprendí lo que realmente es fluir en la vida y la importancia que tiene para poder hacer realidad nuestros deseos y poder alcanzar nuestra visión.

Sólo una actitud de positividad y de apertura a las diversas alternativas que nos ofrece la vida, y de sintonía con el entorno, comprendiendo que la realidad y la naturaleza tiene su propio orden y coherencia, nos permitirá ajustarnos y actuar con la suficiente fuerza y constancia para encarar la consecución de nuestros objetivos. O nos dará la suficiente aceptación para saber encontrar el momento oportuno. O bien para modificar el rumbo.
Es en ese estado de cosas cuando la realidad fluye, y nosotros fluimos con ella, y podemos comprobar que con confianza en nosotros mismos, y con fé, podremos hacer un largo recorrido hacia nuestros sueños, sin desaliento, ni sobrecarga emocional. Y que sucede que esos deseos, en la medida en que nos pertenezcan, es decir, en la medida en que sean un reflejo de nosotros mismos, se harán realidad.
Tendremos el suficiente talento para lograrlo.

Es entonces cuando comprobamos que atraemos y hacemos realidad lo que Somos. Y en lo que realmente creemos. Es la coherencia de la vida.





lunes, 20 de agosto de 2012



Sé quién soy?


Una de las grandes ventajas que tiene la vida es que podemos reinventarnos. Sí, rediseñarnos, reimaginarnos, reconstruirnos, reconfigurarnos...
Cuando las cosas se ponen mal, cuando empezamos a estar agobiados por nuestro entorno, cuando nos agotamos de nuestras actitudes y respuestas y de los resultados que obtenemos, cuando llegamos a estar hartos de la pequeña "caja" en que vivimos, podemos "acabar" con nosotros mismos y renacer...
Podríamos decir que es una verdadera "muerte en vida", y un verdadero renacimiento.
Esta metamorfosis puede ir acompañada incluso de un cambio físico, y seguramente lo habrá, porque la nueva persona que saldrá de nosotros, tras nuestra obra, seguramente afectará un nuevo modo de moverse, de gesticular, de vestirse...

Pero el verdadero cambio vendrá en nuestro comportamiento, en nuestra "manera de ser"...
Y aquí es donde radica la cuestión que nos planteamos hoy...La pequeña crisis que puede generarnos abandonar una "forma", la que nos ha acompañado hasta ese momento en la vida, la que nos ha dado un sentido de la identidad...
Sin embargo, no debemos preocuparnos por los aparentes vacíos que podamos experimentar en ese tránsito.
Nuestra transformación procederá del desmantelamiento de nuestros propios juicios. Casi podríamos decir que cada individuo se define por el conjunto de los juicios, sobre él mismo y sobre el mundo en que se ha convertido. Juicios que a su vez le provocan una determinada emocionalidad, que determinan su forma de reaccionar ante los acontecimientos. Y todo ese conjunto, a grandes rasgos, define un determinado individuo.

Y sin embargo, somos mucho más que un conjunto de juicios...Yo, tu, cada cual, somos mucho más que nuestros juicios. Y de eso se trata, de tomar consciencia de nuestro Ser, de nuestra Esencia...de nuestro Verdadero Yo...de nuestro Yo Profundo.

Una Esencia que en el camino de la vida, si sabemos recorrerlo bien, irá saliendo paulatinamente a la superficie. Una esencia que nos permitirá tomar distancia, observar el mundo y observarnos a nosotros mismos con objetividad, y con calma...Una esencia que nos pacificará...Que nos atemperará...

Quizá en las primeras fases del camino, al despojarnos de nuestro propio yo conocido, de nuestras anteriores actitudes, de nuestros previos comportamientos, emociones antiguas y superadas, podamos sentirnos un poco confusos...perdidos...pero no hay que desconfiar. Hay que atreverse a bajar más profundo aún, a la "sala de máquinas de nuestro barco"...Y confiar...Bajar a las profundidades de nuestro Ser.
Y permitirle que aflore.

Allí, en lo hondo...Más allá de mis juicios. Más allá de bien y del mal; más allá de la experiencia de mi historia personal, está mi verdadero yo, mi esencia...
Y su paz interior será mi guía, cuando me atreva a mirarla cara a cara.
Y mi vida será el espejo de mi experiencia de ella.
No tengo que tener prisa ni impaciencia.
Mi yo exterior y mi vida se forjará a la luz del sentido que le dé desde mi esencia.
Y yo me reconoceré, fácilmente.

jueves, 5 de julio de 2012

Crecer


Cedo hoy la palabra a un genial escritor Kipling, y a un texto suyo, "If " que es uno de los más bellos que he leído nunca:

If

"Si puedes ver desecha la obra de tu vida y perder en un instante cuanto ganaste y más, y ahogando hasta el suspiro del alma dolorida, y sin lamentaciones volverla a comenzar; si sabes siendo amante no enloquecer de amor; y odiado a los que te odian consigues tu no odiar; y puedes, sin odiarlos, defenderte y luchar; si soportar consigues que todas tus acciones, aunque torcidas sean por la envidia y el mal, y aún viendo a la mentira ganar los corazones, te abroquelas el alma y no mientes jamás; si aciertas a ser digno sin dejar de ser llano y a hablar con monarcas sin sentir vanidad; si en silencio meditas, observas y comprendes, sin acabar escéptico o quizá destructor; si sueñas y tus sueños a conducir aprendes sin que la fantasía nuble tu razón; si pensando consigues evitar el peligro de convertirte en frío pensador; si consigues ser duro sin encolerizarte, y atrevido y valiente, más temerario no; si aciertas a ser bueno y ser prudente sabes, sin ser un moralista ni un pedante sin fé; si derrotado luchas y vencedor acabas, convirtiendo en victoria lo que derrota fue, y ambas cosas acoges, sabiendo que son falsas, con la misma sonrisa y con igual desdén; si levantada puedes mantener la cabeza cuando a tu lado todos la sintieron perder, los Dioses y los Reyes, la Suerte y la Victoria habrás para siempre rendido, y valdrás más que valen el Poder y la Gloria porque serás un hombre...¡hijo mío!


Rudyard Kipling